Animales con brújula interna: cómo usan el campo magnético para no perderse
En la naturaleza hay animales que, sin mapas ni GPS, son capaces de regresar al lugar exacto donde nacieron. Entre ellos se encuentran tortugas marinas, aves migratorias, peces y algunos anfibios. Todas estas especies comparten un superpoder: perciben el campo magnético de la Tierra.
Los científicos hablan de “magnetorrecepción” para describir este sentido. En el caso de algunos anfibios y peces se ha observado que pueden orientarse incluso cuando se les traslada a decenas de kilómetros de su lugar de origen, lo que sugiere que usan el magnetismo como una mezcla de brújula y mapa.
Existen varias hipótesis sobre cómo funciona esta capacidad. Una de las más conocidas plantea la presencia de diminutos cristales de magnetita en determinadas células del cuerpo, capaces de alinearse con el campo magnético. Otra línea de investigación apunta a reacciones químicas muy sensibles a los campos magnéticos en ciertas proteínas de los ojos.
Aunque todavía no hay una explicación única, la combinación de experimentos en laboratorio, seguimiento por GPS y modelos físicos está revelando que este sentido es más común de lo que se pensaba. Peces, reptiles, anfibios, aves y hasta algunos mamíferos podrían estar usando la información magnética de maneras distintas según su ecología.
Comprender cómo se orientan estos animales no es solo una curiosidad. También ayuda a valorar el impacto que pueden tener sobre ellos infraestructuras humanas, contaminación o cambios en el campo magnético local, y a diseñar mejores estrategias de conservación para especies migratorias que dependen de una navegación extremadamente precisa.