CITES prohíbe el comercio internacional de mantarrayas y grandes tiburones filtradores
La vigésima Conferencia de las Partes de CITES, celebrada en Samarcanda (Uzbekistán), ha marcado un antes y un después para la conservación de algunas de las especies marinas más emblemáticas del planeta. Los países reunidos han acordado elevar a la manta raya, al tiburón ballena y al tiburón oceánico de puntas blancas al Apéndice I, la máxima categoría de protección dentro del convenio.
El Apéndice I implica, en la práctica, la prohibición del comercio internacional con fines comerciales de estas especies, salvo excepciones muy limitadas de carácter científico. La decisión llega tras años de evidencias científicas que alertan de descensos drásticos en sus poblaciones por la sobrepesca, las capturas accidentales, la demanda de carne y aletas, y la presión del turismo mal gestionado.
Además de estas tres especies, la reunión ha reforzado la protección de otros grupos de tiburones y rayas a través de cuotas de exportación cero y su inclusión o mantenimiento en el Apéndice II, lo que obliga a controles estrictos sobre cualquier comercio que se autorice. En conjunto, se trata de un paquete de medidas que busca frenar el declive de depredadores clave para la salud de los ecosistemas marinos.
Para países costeros y destinos turísticos, estas decisiones suponen el reto de adaptar sus normativas y prácticas pesqueras, pero también una oportunidad. Los grandes tiburones filtradores y las mantarrayas son especies con un enorme potencial para el ecoturismo responsable, siempre que se respeten distancias, tiempos de observación y límites de carga en las áreas donde se concentran.
En AtlasFauna explicaremos en próximos reportajes qué significan en la práctica los distintos apéndices de CITES, cómo se controla el comercio de especies marinas y qué puede hacer cada persona para no alimentar, sin querer, el mercado de productos derivados de tiburones y rayas.